Desde hace un tiempo ya, nos estamos quejando que la televisión abierta es una basura.
Nos bombardean con reality shows, programas de moda que solo dejan en claro la falsedad de nuestra sociedad, llenos de peleas pauteadas y carentes de real interés.
Nos bombardean con reality shows, programas de moda que solo dejan en claro la falsedad de nuestra sociedad, llenos de peleas pauteadas y carentes de real interés.
¡Para qué hablar de las tele series!
Son una burla a nuestro intelecto.
Historias más antiguas que el hilo negro. Mark Twain, retuércete en tu tumba, que acá llegó Pobre Rico, parodiando tu novela El Príncipe y el Mendigo, o La Dama y El Vagabundo que tiene su equivalente con Dama y Obrero, solo que en la última el macho trabaja.
Son una burla a nuestro intelecto.
Historias más antiguas que el hilo negro. Mark Twain, retuércete en tu tumba, que acá llegó Pobre Rico, parodiando tu novela El Príncipe y el Mendigo, o La Dama y El Vagabundo que tiene su equivalente con Dama y Obrero, solo que en la última el macho trabaja.
Y ustedes se preguntan: ¿dónde quedó la TV de antaño? Con un Semidiós que nos tenía al borde de los nervios, o programas como Mazapán, o incluso Arboliris con la Katita de la Televisión… ¡Hasta Hugo era más entretenido!
Y no pasa por que los guionistas sean malos, o porque en Chile la gente no tenga buenas ideas. Estoy segura que hay un montón de mentes creativas insatisfechas, hambrientas por exponer una nueva forma de hacer tv.
¿Y ENTONCES? ¿Qué nos condena a gastar dinero para acceder al History Channel y ver tv de calidad?
Damas y caballeros, les presento lo peor que le pudo pasar a nuestra TV: el PEOPLE METER.
¿Qué es el People Meter? Es una cajita electrónica instalada en los televisores que permite medir la sintonía de los programas, y con esta información nace el conocido Rating.
Ojo: el aparato no puede ser adquirido, ni tampoco puede una persona ofrecerse voluntariamente para el estudio. La empresa encargada realiza los estudios correspondientes y lo ofrece a un grupo estadísticamente “significativo” de personas. La pregunta es, ¿Cuán “significativo” es el universo en cuestión? y aquí señores viene la revelación: ¡solo existen 600 de ellos y solo en la región metropolitana!
¡Bingo! ¿Se dan cuenta? Por culpa de estos aparatos, a los canales de TV abierta NO les interesa lo que la gente de Regiones quiere ver, 14 regiones y a las televisoras solo le importa 1, ¿Qué pasa con el resto del país? Santiago NO es Chile, ¿hasta cuándo lo vamos a repetir?
Por un lado tenemos un grupo extremadamente reducido y segregado diciéndole al país qué debemos ver y por otro, el rating, lo que vende.
Si ponemos a un grupo de chicos en la pantalla, con derroche de lucas y juventud, y limitada capacidad para pensar, razonar, emitir opiniones, y sin tener sentido de la responsabilidad y la trascendencia, como resultado tenemos un grupo consumista hambriento de imágenes violentas y sexuales, que venderían hasta a su abuelita por fama, fortuna y popularidad.
Nos tienen locos con las mismas noticias de madrugada, mañana, medio día, hora de almuerzo, media tarde, noticiero central y trasnoche ¿Y quién está realmente informado? Solo muestran lo que les interesa mostrar, pero las verdaderas noticias NO se transmiten.
Tenemos un angelical canal que no da publicidad de pastilla del día después, ni promueve el uso del condón o de algún método anticonceptivo. Tiene un cura nazi que proclama por la pérdida de valores, porque según él todos arderemos en el infierno como en Sodoma y Gomorra. Sin embargo, ese mismo canal muestra culos y tetas todo el día sin distinción de horarios para menores, con animadores imbéciles que creen tener la razón, desconociendo muchas veces donde están parados.
Ni hablar de los opinólogos, seres muchas veces salvajes que insultan de forma bestial a quienes se cruzan en su camino, haciendo críticas que caen en lo misógino, homofóbico y xenófobo, y que por arte de magia y lucas disponen de HORAS y hasta días para explayarse. Programas enteros de pura rabia, pero cuando invitan a un médico, ingeniero, artista o profesional medianamente preparado lo apuran porque “un minuto en televisión vale oro”, y ya viene Carol Dance.
No seamos ingenuos, la televisión es el medio más masivo para llegar a la gente. Muchos dirán, la lectura y la radio son cultura. Estoy de acuerdo con ello, pero para cultivar hábitos lectores, necesitamos al menos un lector por familia. Lo que en muchos casos es imposible, primero por los altos costos asociados a la lectura y segundo por la poca difusión.
¿Cómo le digo a la gente que lea a Herman Hesse si no saben quién es Herman Hesse. ¿Cómo difundo la lectura si no leen?
Volvemos a la Cajita Idiotizante. La mejor forma de difundir un mensaje, sea cual sea, es la Televisión. Por eso urge cambiarla.
Tenemos un increíble festival anual de teatro, Santiago a Mil, ¿Porqué no televisarlo? Hay un montón de presentaciones gratuitas… Quitémosle espacio a Mundos Opuestos y transmitamos teatro. Y si de copiar se trata, hagamos nuestro propio “Precio de la historia” en el Persa Bio-Bio.
Conversemos más, pelemos menos en televisión… Eso de la peor vestida o el romance de la semana ¿qué transmite a nuestros hijos? Solo DISCRIMINACION y oiga, señora: a mí no me interesa si Juanita Pérez se acostó o no se acostó con Dieguito. Ya es bastante trabajo cuidarse el trasero propio para andar preocupada del trasero ajeno. Y esos programas faranduleros que exponen a la gente mediática son como la inquisición. Juanita se acostó con Pedrito, ¡Juicio Público!! ¡Hay que Quemar a la Puta!!
¿Y cómo solucionarlo…? Apague la TV, prenda la mente, deje que los niños sigan siendo niños después de los 8 años, Vamos al parque, busquemos actividades gratuitas y sobre todo, ¡NO COMPREMOS EL ESTEREOTIPO QUE NOS VENDEN!!
Si quiere poner un alto a la TV basura, no compre basura. Seamos felices libres pensadores que nos damos el tiempo de hablar con nuestros hijos, en vez de dejar que la cajita tonta los eduque. Vivamos más y pasemos menos tiempo frente al televisor.